martes, 31 de diciembre de 2013

El útero: Extracto del Asalto al Hades ( Casilda Rodrigañez )

Fuente : www.mujerdespierta.es





( ...) Además de tejido muscular hace falta el deseo sexual y un determinado desarrollo de la sexualidad de la mujer; por eso no podemos conformarnos con el útero de los ginecólogos ni con la tecnología médica que consagra la maldición divina de parir con dolor. Porque ahí está la gran diferencia. El útero de una mujer que no ha sido sexualmente reprimida desde la infancia, funciona perfectamente, produciendo placer y no dolor; pero el útero de una mujer cuya sexualidad se ha paralizado desde niña, funciona de una manera patológica y con dolor.

(...)
Desde niñas nos dicen que la regla duele y los partos mucho más. La información que se da es que para dilatar el cuello del útero para que nazca un bebé, hacen falta unas contracciones muy fuertes, y que eso es inevitable que duela. Sin embargo, para Frederik Leboyer las llamadas contracciones de dilatación "inevitables" del parto son algo altamente patológico y no normal


¿Qué hace sufrir a la mujer que da a luz? ... la mujer sufre debido a las contracciones... unas contracciones que no acaban nunca y que hacen un daño atroz, ¡pero son calambres! todo lo contrario de las "contracciones adecuadas". Qué es un calambre? Una contracción que no cesa, que se crispa y se niega a soltar su presa y, por lo tanto, no "afloja su garra" para transformarse en su contrario: la relajación en la que normalmente desemboca. En otras palabras, lo que hasta ahora se había tomado por contracciones "adecuadas" eran contracciones altamente patológicas y de la peor calidad. ¡Qué sorpresa! ¡Qué revelación! ¡Qué revolución en ciernes!


El parto duele porque los músculos uterinos de las mujeres que crecen con el útero inmovilizado, no desarrollan la capacidad de distensión y la fuerza que debieran tener. Los músculos que no se usan se atrofian y se agarrotan; y viceversa, todo el mundo sabe los entrenamientos constantes y los ejercicios que hace cualquier deportista para desarrollar y mantener a punto su esqueleto muscular. Y también sabemos lo que duele extender un músculo rígido contracturado. Es el dolor que vulgarmente conocemos como "calambre", como dice Leboyer. Y calambres son las "contracciones de dilatación" que tanto hacen sufrir a las mujeres. Algo patológico, no normal. Porque parir, gracias a la represión de la sexualidad de la mujer, a la anulación de su sexualidad desde su infancia es, en efecto, como cavar una zanja con un brazo que hubiese permanecido inmovilizado durante toda la vida hasta ese momento, después de haber vivido sin saber que se tenía ese brazo ni para qué servía; o sea. Fuera de nuestra conciencia; un brazo cuyos músculos, en el momento de coger la azada para cavar, están rígidos y contracturados.


( ...)

Imaginemos lo que sería recuperar la elasticidad de un brazo de una persona adulta que hubiera permanecido inmovilizado toda su vida; imaginémoslo y desaparecerá la perplejidad que nos produce hoy el hecho de que se pueda parir sin dolor; es decir que un útero que no ha permanecido inmovilizado, pueda distender sus haces de fibras musculares y abrirse suavemente, sin contracciones patológicas. Lo mismísimo que todos los días estiramos los brazos suavemente y sin dolor.

(...)

Sabemos que la oxitocina que se inyecta en vena para provocar o acelerar un parto, es la misma hormona que segregamos durante la excitación sexual. Es decir, que la hormona que segregamos naturalmente cuando aparece el deseo sexual, es la que la Medicina utiliza como oxitócico para provocar las contracciones del útero; no han encontrado otra cosa; y la fabrican en laboratorios químicos. No tratan de impulsar o de desencadenar el deseo sexual: semejante cosa no tiene nada que ver con el parto, sería cosa de mujeres pecadoras y lascivas. Por eso lo inyectan a grandes dosis bombardeando al pobre útero y haciéndolo contraerse con espasmos violentos.

Por otra parte, la mujer que pare en el hospital está en las antípodas del abandono al deseo sexual: muerta de miedo, atada y desparratada encima de una mesa, rodeada de personal médico cuya proximidad no es por la vía de la intimidad personal sino del experto en tecnología médica que trata en el mejor de los casos como una enferma sujeta a su autoridad.Pero todavía hay más; la sexóloga y psicoanalista Marise de Choisy afirma que el orgasmo femenino auténtico no se ubica en el clítoris ni en la vagina.

Tiene su origen en el cuello del útero.Si el orgasmo femenino auténtico se origina en el cuello del útero, es porque sus fibras musculares, firmemente apretadas como decíamos antes, tienen que ir aflojándose, extendiéndose, relajándose, de oleada en oleada, cuando la mujer va a dar a luz, para abrir la puerta de salida del feto.Así podríamos decir que el dispositivo de cierre y apertura del cervix no es otra cosa que el proceso de excitación sexual y el orgasmo de la mujer. Puesto que, efectivamente no es el dolor; sino el placer, lo que hace rodar la rueda de la vida

Entonces el parto duele porque a la rigidez muscular se le suman la ignorancia – de lo que es un parto y de la propia sexualidad- y el miedo; ignorancia y miedo que no existirían si las mujeres desde niñas hubieran desarrollado y compartido las experiencias de su sexualidad; ignorancia y miedo que en las actuales condiciones bloquean el desarrollo de la excitación sexual de la mujer que va a dar a luz, y hacen que su cuerpo vaya en contra en lugar de a favor del proceso del parto.

Pongamos, por ejemplo, que todas las mujeres creyesen que todo coito es una violación dolorosa y que ignorasen que podía ser una actividad sexual placentera; también la ignorancia y el miedo produciría en la mujer una tensión incompatible con la producción del deseo sexual, y el coito sería efectivamente siempre doloroso. El resultado de la conjunción de esta ignorancia y de este miedo con la realidad de la rigidez del útero, deja atada y bien atada la ley de parir con dolor, la maldición divina

(...)

Al adquirir la posición erecta, el plano de inclinación del útero de la especie humana, se hace casi vertical, quedando el orificio de salida hacia abajo, sometido a la fuerza de la gravedad. Esto requirió un aumento de la cantidad y de la calidad de las fibras musculares del cuello para cerrarse fuertemente y sujetar 9 u 11 Kg. De peso contra la fuerza de la gravedad; y al mismo tiempo, tener la capacidad de relajación hasta la apertura de los famosos 10 cm. de diámetro. Lo cuál a su vez implicó un perfeccionamiento del mecanismo que activa la apertura; el aumento de las terminaciones nerviosas, de las articulaciones neuromusculares, y en definitiva de la sensibilidad para aumentar el grado de excitación sexual y del movimiento de distensión y de relajación muscular.Por eso todo orgasmo femenino se ubica, al menos en su origen, en el cuello del útero. Porque el orgasmo fue un invento evolutivo para accionar el dispositivo de apertura del útero. Esta es la opinión contrastada con Juan Merelo Barberá.

El útero es el centro del esqueleto erógeno de la mujer. Filogenéticamente está preparado para funcionar produciendo placer y no dolor, lo mismo que está filogenéticamente previsto que el coito sea placentero. Lo que no está filogenéticamente previsto son las violaciones, es decir, las relaciones de Poder de nuestra sociedad que obliga a hacer funcionar el aparato reproductor de la mujer sin deseo y sin proceso de excitación sexual.

Como tampoco está previsto filogenéticamente, en el continuum de la especie humana, que una mujer se haga adulta sin desarrollar su sexualidad.Si pensamos un poco, nos daremos cuenta de que el orgasmo supone un estado de relajación total y de abandono de la actividad racional del neocortex, para que el hipotálamo o cerebro reptiliano como también se le conoce, del que depende la regulación hormonal, pueda realizar su contenido. Esto lo explica Michel Odent, que después de una larga experiencia de atender partos, ha observado que los partos son tanto más fáciles cuanto menos se perturbe y cuanto más se deje a la mujer abandonarse a sí misma en ese trance.


Por otra parte, el parto no es un acto sexual cualquiera: es un gran esfuerzo físico, un acto en el que se tiene que volcar toda la energía del cuerpo de la mujer; todos sus órganos tienen que hacer al unísono un esfuerzo especial: el corazón, los pulmones, etc.

Por eso, más que en ninguna otra actividad sexual, el parto y el nacimiento necesitan un especial apartamiento y un especial entorno psico-afectivo para la mujer, de un grado de recogimiento, de confianza y de intimidad tal, que haga posible que el neocortex deje de inhibir el hipotálamo.

(...)

En zonas remotas de Arabia Saudí, la mujer que está de parto está rodeada de mujeres que bailan la danza del vientre, hipnotizándola con sus movimientos rítmicos ondulantes para que también ella se mueva a favor del cuerpo en lugar de moverse contra él.

(...)

Cuando la mujer se excita sexualmente, el útero empieza a latir, como un corazón, pero un poco más lentamente; como una ameba que se contrae y se expande.

(...)

La similitud entre el útero y el corazón también la establece Leboyer, pues ambos órganos están formados por tejido muscular y ambos laten; uno continuamente, el otro, con la excitación sexual; ambos tienen su ritmo, su pulso, y de él depende la eficacia de su fisiología; y ambos tienen un enemigo; el agarrotamiento y la crispación muscular, o sea, el calambre. Cuando las mujeres recuperamos un poco la conciencia y la sensibilidad del útero, podemos percibir y sentir su latido. Con cada latido el útero se extiende y desciende, como un movimiento ameboide, hasta hacerse incluso visible desde el exterior en estado de excitación fuerte.

(...)

Este palpitar del útero son los movimientos rítmicos de su tejido muscular impulsado por la emoción erótica; lo que desde nuestra perspectiva patriarcal que ha eliminado el deseo de la función reproductora, hemos convertido en "contracciones". La emoción erótica hace palpitar el útero suavemente, de modo placentero y mucho más eficazmente que la oxitocina química inyectada en vena.

(...)

Dejándonos llevar por la emoción erótica, las mujeres podemos, al igual que otras hembras mamíferas, "empujar" los músculos uterinos, en el momento de la diástole de su latido, ampliando su onda expansiva, moviéndonos a favor del cuerpo y del nacimiento en lugar de movernos contra él.

(...)

Cuando el latido del útero se convierte en los espasmos violentos de nuestros partos

dolorosos, no solo los sufrimos nosotras, también la criatura los sufre. Por eso decía Reich que los úteros espásticos –explicitando que son la mayoría desde hace siglos- son los que producen nacimientos traumáticos.En definitiva, el nacimiento es un acto sexual que se realizaría con la máxima gratificación del placer para las criaturas humanas, si la sexualidad de la mujer que pare no estuviese destruida.El útero es hoy un gran desconocido.

(...)

Recuperar la sensibilidad del útero es posible Cuando una niña llega a la adolescencia tiene el
útero tan rígido y contraído, que hasta la mínima apertura del cervix para la menstruación le produce fuerte dolor. Pero sabemos de jóvenes que tenían reglas muy dolorosas, que han dejado de tenerlas después de adquirir conciencia de su útero, visualizándolo, sintiéndolo y relajándolo. Tomar conciencia del útero, visualizarlo, sentirlo y relajarlo puede lograr mejores y más satisfactorios resultados que las saldevas.Para recuperar la sensibilidad uterina la primera cosa que hay que hacer es explicar a nuestras hijas desde pequeñas que tienen un útero, para qué sirve y cómo funciona. Explicarles que cuando se llenan de emoción y de amor, su útero palpita de placer. Tenemos que recuperar con ellas las verdaderas danzas del vientre, para que cuando lleguen a la adolescencia no tengan reglas dolorosas, sino que se sientan en ese estado especial de bienestar.Hay que recuperar la transmisión por vía oral de la verdadera sabiduría, de una sabiduría hecha de experiencia, complicidad y empatía visceral; es decir, una sabiduría gaiática, que se comunica por abajo, al margen de las relaciones de Autoridad, que fluye con la sinfonía de la vida, que se derrama con el deseo, que sabe sin saber que sabe prácticamente todo acerca de la condición femenina escondida en el Hades, y reconoce lo que es bueno y lo que es malo para la vida humana.

(...)

Las mujeres tenemos que contarnos muchas cosas. De mujer a mujer, de mujer a niña, de madre a hija, de vientre a vientre.

Casilda Rodrigañez

martes, 24 de diciembre de 2013

La Navidad Interior

Precioso texto de Laura Gutman, para reflexionar sobre el verdadero sentido de la Navidad y sobre cómo deberían ser todos los nacimientos. Momentos sagrados y de suma trascendencia, en los que cada bebé debería ser recibido de manera íntima y amorosa. Pero sobre todo, para reflexionar sobre la importancia de criar a nuestros hijos con amor y respeto hacia sus necesidades tanto físicas como emocionales. porque esta es la semilla para que lleguen a ser adultos empáticos y sensibles hacia las necesidades del prójimo.           

La Navidad Interior





Las Navidades se han convertido en una agotadora carrera de compras masivas de computadoras, teléfonos celulares, cámaras digitales, i-phone, i-pod, y algún que otro juguete de plástico entre tanta tecnología. Las principales invitadas a la fiesta son las tarjetas de crédito, que se desangran en su afán por llenar todos los vacíos existenciales. Comemos hasta el hartazgo, discutimos con qué parte de la familia pasaremos las fiestas, abrimos los regalos entre llantos de niños desbordados…y terminamos desahuciados después de la terrible maratón.


Más profundamente, cada mes de diciembre compartimos el ritual de recordar una vivencia sencilla y extraordinaria: la historia de una madre que atravesó su parto en medio de la naturaleza, entre sus cabras, sus asnos y sus bueyes, amparada por un hombre llamado José. Según algunos textos, José partió en busca de la partera pero cuando ésta llegó, Jesús ya había nacido. La mujer al mirar la escena exclamó: “Ese niño que apenas nacido ya toma el pecho de su madre, se convertirá en un hombre que juzgará según el Amor y no según la Ley”. Esa preciosa criatura fue recibida en una atmósfera sagrada, con el calor del establo y bajo el éxtasis de la mirada amorosa de su madre. Dos mil años más tarde aún estamos festejando el nacimiento de un niño en buenas condiciones y reverenciando el milagro de la vida.

 Pensándolo así, la Navidad debería ser la ocasión para rendir tributo a cada nuevo nacimiento de bebes cuidados y acariciados. Estos niños se convertirán en una generación de hombres y mujeres que traerán sabiduría y paz interior a los seres humanos. Por eso, decidamos si nos importa tanto seguir consumiendo frenéticamente alimentando la nada, o si es el momento de aportar algo de claridad, apoyo y cariño a cada mujer lista para parir, nutriendo el futuro.

Laura Gutman

sábado, 21 de diciembre de 2013

¡ Feliz Solticio de Invierno !



El solsticio de invierno señala el día más breve y la noche más larga del año. Muchas culturas celebran de manera especial  este momento de renacimiento,  a partir del cual la luz del sol comienza a aumentar de nuevo. 

En el antiguo Egipto, aproximadamente en el 5000 ac, se celebraba el nacimiento de Horus, el Rey Sol. Los Sumerios celebraban el nacimiento de Mitra y los romanos honraban a saturno 

Los celtas,  intimamente ligados a la naturaleza y sus ritmos, celebraban el solsticio de invierno con la llamada festividad de Yule. En ella renace de nuevo el dios sol fruto de la unión entre la Diosa Madre y el dios Bel en Beltane. El  nuevo dios crecerá y se convertirá de nuevo en consorte de la diosa, para fecundar a la tierra, muriendo de nuevo en samahin, con el fin de la cosecha y volviendo a renacer en Yule. Se ponen así de manifiesto los ciclos de la naturaleza y su perfección ,  el equilibrio entre luz y oscuridad, mostrándonos que,  tras cada  final o muerte ,  siempre hay un nuevo comienzo. El invierno no es tristeza o muerte, sino el  preludio de la primavera, del florecimiento de la vida en la tierra. 


miércoles, 18 de diciembre de 2013

El Nacimiento de Gael

Hoy mi hijo pequeño cumple tres años y, como en cada uno de los cumpleaños de mis hijos, son días de muchas emociones y sentimientos encontrados. La alegría de verles crecer, junto a la nostalgia de los momentos ya vividos, pero siempre mirando hacia delante y disfrutando de cada instante con intensidad .

Uno de los recuerdos más bonitos que tengo, aunque todos los son, es el de su nacimiento en casa. Fue mágico, intenso, salvaje y lleno de amor. Cada año, rescato de mi blog personal , el relato que escribí justo un año después de aquel día. Hoy quiero compartirlo por aquí también. Espero que os guste.

El Mágico Nacimiento de Gael





Dicen que la naturaleza es sabia y que los bebés, si les dejamos, eligen el momento adecuado para nacer. Así sucedió en  la  mágica  noche en que por fin pudimos abrazar a Gael.  En este año, he sido incapaz de escribir el relato de su nacimiento expresando la intensidad con la que lo viví. Hoy, víspera de su cumpleaños y a la luz de las mismas velas que alumbraron su llegada, espero saber transmitir todo lo que sentí aquella noche en la que mi segundo hijo llegó a casa, rodeado de su familia.

Llevábamos unos días bastante ajetreados. Teníamos que hacer los regalos para nuestros amigos invisibles, las galletas de navidad con nuestro círculo de mamitas, quedar con mucha gente que quería vernos antes de navidad y, como no, tener nuestro nido a punto para recibir a nuestro bebé. Para colmo, en esos días, a papá le salió un trabajo , a parte del que tenía, y pasaba el día entero fuera de casa.

Las ecografías habían dado una fecha de parto  diferente a la primera. Según esto, ya estaba de 40+1, pero yo estaba tranquila. Convencida de que Gael y yo estábamos profundamente conectados y de que él sabría cuando era el momento adecuado para iniciar el viaje hacia  nuestros brazos.

Ese día, Adrián y yo habíamos caminado de una punta a otra del pueblo buscando una cajita para decorarle a una amiga. Al día siguiente teníamos una comida en casa de otra amiga en la que nos íbamos a dar los regalos del amigo invisible .

La tarde la pasamos muy tranquilos, pintando nuestra cajita y preparando el resto de los regalos. Mambo, nuestro perro, estaba con nosotros, dentro de casa. Sin embargo se mostraba muy intranquilo, llorando y aullando todo el tiempo. Se avecinaba una tormenta y pensé que podría ser ese el motivo de su comportamiento, aunque no era habitual en él. Ahora sé que nos estaba anunciando la llegada de Gael. de algún modo, él lo percibió mucho antes que yo.

A eso de las 20:00 h, terminamos los regalos y llegó papá. Yo llevaba varios días sin apetito pero esa noche tenía un hambre canina. Cenamos y me fuí a acostar con Adrián que se durmió más rápido que nunca.

No había pasado ni un minuto desde que Adrián dormía, cuando sentí un fuerte golpe en mi interior, como si algo se rompiera. No fué doloroso, pero supe enseguida que Gael estaba en camino. A los pocos minutos comenzaron las contracciones, aún no muy dolorosas. Salva aún estaba en el salón, asi es que me levanté y le dije que Gael nacería esa noche. Pobre Salvi, precisamente el día en que más cansado estaba. Pero mi dulce marido, se limitó a preguntarme con una sonrisa emocionada, si avisábamos ya a Karen, nuestra matrona

A mí  no me apetecía llamarla aún. Quería disfrutar de esos momentos de intimidad un rato más. Nos pusimos a mirar uno vídeos e imágenes de humor en internet y las risas que nos echamos me vinieron genial. Al poco las contracciones eran ya mucho más dolorosas y regulares, pero aún muy espaciadas. Le pedí a mi marido que nos acostásemos un rato y permanecimos abrazados disfrutando de la emoción de los preciosos momentos que teníamos por delante y de que pronto veríamos a Gael.

No sé cuanto rato estuvimos así, creo que no mucho. Al poco comencé a sentirme mal, con ganas de ir al baño y con mucho frío . Ahí decidí que había llegado el momento de llamar a Karen y a Sofía, nuestra amiga y doula. El nacimiento de Adrián había sido extremadamente rápido y Karen nos había advertido de que la llamásemos a los primeros síntomas y nosotros, ya habíamos esperado demasiado.

Mientras esperábamos, Salva encendió las velas que nos habían regalado las maravillosas mujeres que me rodean, para acompañarnos en el parto. Yo me puse el collar que entre todas habíamos engarzado para la ocasión. Un collar hecho con una cuenta de cada una de esas mujeres tan especiales para mi.. Me  acomodé en el rincón de los juegos de Adrián, sobre la alfombra y al lado del árbol de navidad.   Sentada en la pelota de dilatación balanceándome. Las contracciones eran cada vez más fuertes y seguidas pero soportables. En cada una de ellas me dejaba llevar, sin oponerme al dolor,  fundiéndome con él y pensando que, cada contracción,  era una menos para ver a  Gael. Comenzó a invadirme una sensación como de embriaguez. No pensaba en nada, ni veía más que a mi marido y las velas de mis amigas enviándome su luz. Sentía el dolor de cada contracción,  pero no era un dolor desagradable, era un dolor que me estaba conduciendo a encontrarme con mi bebé. La sensación era de un profundo empoderamiento. .

Al poquito llegó Sofía, mi dulce amiga . Entró silenciosa ,discreta y me dió un abrazo tan lleno de amor y energía positiva que me inundó una maravillosa sensación de bienestar.

Minutos después llegó Karen, nuestra matrona, embarazada de 7 meses. En ese momento, salí durante unos segundos de mi "planeta parto" y  pensé en cuánta energía vital había allí concentrada. Yo pariendo, Karen embarazada, Sofía con su sonrisa y su positividad . Salva, mi dulce amor, con su mirada tranquilizadora y sus manos fuertes acariciándome y Adrián , mi  niño grande, durmiendo placidamente en la habitación de al lado.

Nada más ver a la matrona, las contracciones comenzaron a intensificarse y a acortar los intervalos. Gael y yo sabíamos  que ya podíamos dar a luz con tranquilidad. Karen, sin que yo apenas me diese cuenta, comprobó el latido de Gael, me tomó la tensión  y me dijo que todo marchaba perfectamente ,que faltaba muy poquito para ver a nuestro pequeño. Me prepararon un té de hojas de frambuesa pero no pude tomármelo.  Teníamos la piscina allí por si me apetecía dar a luz en el agua y la matrona, siempre tan atenta a mis deseos, preguntó si quería llenarla. Pero dado lo rápido que marchaba todo , decidimos que lo mejor sería llenar la bañera de casa.

Karen y sofía se fueron a tomar un té en la cocina, dejándonos a Salva y  a mi en la initmidad. Me sumergí en el agua calentita, dispuesta a relajarme y a aliviar un poquito el dolor que ya comenzaba a ser fuerte. Pero nada más entrar , una contracción que casi me hizo perder el conocimiento y que me cortó la respiración, me hizo salir del baño. Karen apareció inmediatamente, me arroparon y volvimos al salón. Volví a acomodarme sobre la pelota que era el lugar en el que menos me dolían las contracciones, pero ya no había manera de aliviar el dolor.

Empecé a sentir unas fuertes ganas de empujar y mucho calor. Me quité el albornoz que me cubría y me puse a cuatro patas, de rodillas, en cuclillas. Ya no sabía que postura adoptar y gritaba en cada contracción , no sé si de dolor o de esfuerzo. Me descubrí a mi misma emitiendo sonidos guturales sin vergüenza alguna, dando rienda suelta a la mujer salvaje que todas llevamos dentro y que tan escondida queda en la mayoría de los casos.

Me dolía mucho, sí, pero la sensación de estar realizando una tarea tan sagrada, como la de ayudar a mi hijo en su llegada a este mundo, lo superaba todo. Estaba embriagada , endorfinada y feliz porque sabía que le estaba dando a Gael el recibimiento que merecía. A ratos, miraba las velas de mis amigas y su luz me hacía sentir toda su energía acompañándome, dándome fuerzas.

Comencé a sentir una sensación de quemazón y le dije a Salva que ya  no podía más. me apretó la mano y me miró con infinita ternura, diciéndome que era una campeona. Sofia me sonrió dicendome : Si puedes. Noté cómo Gael se desplazaba por el canal del parto y como su cabecita coronaba. Karen me dijo que tocase mi vulva y allí estaba ya asomando la cabecita de Gael. Ya no quedaba nada, un último empujón y le tendría entre mis brazos. En la siguiente contracción empujé con todas mis fuerzas, gritando como una salvaje y de repente noté como algo resbalaba entre mis piernas. Gael ya estaba aquí, con su bolsa intacta, como si viniera envuelto en papel de regalo.  Inmediatemente Karen pasó a Gael entre mis piernas y me lo díó cubriendolo con una toalla.

No creo que haya en esta vida, ningún momento tan maravilloso como es el primer encuentro con un hijo. La sensación de amor y de felicidad es indescriptible.


Me entró mucho frío ,a si es que Salva subió de nuevo la calefacción y   me arropó con varias mantas en el sofá. Me tumbé con Gael sobre mi pecho, dejándole que buscase espontaneamente el pezón, pero al principio no pareció tener demasiado interés. Nos quedamos sintiéndonos, oliéndonos y reconociéndonos el uno al otro. En un ambiente de paz, amor y rodeados de las personas que habíamos elegido para ello. Ahora sí, me tomé ese  té de hojas de frambuesa , calentito, que me supo a gloria.

Permanecimos unidos por el cordón más de una hora, hasta que dejó de latir.  Su padre lo cortó. Me hubiese gustado tener cerca a Adrián pero me dió penita despertarle.

La placenta tardó casi tres horas en salir. Dicen que en los partos afloran tus temores más profundos y, si bien yo creía no  tener miedos, el tema de la placenta era lo único que me daba algo de respeto, pues una fase en la que se pueden dar complicaciones con más frecuencia ( no tiene porqué pero ahí quedó mi miedo oculto ). Creo que esa sombra fue la que hizo que resultase tan difícil su alumbramiento. Las contracciones fueron bastante dolorosas y tuve que empujar con la misma fuerza que durante el expulsivo. Sin embargo, cuando miraba  a Karen  y veía esa tranquilidad en su rostro, todos mis miedos se esfumaban. Por fin, en una de las contracciones, la placenta salió.

Karen se quedó con nosotros hasta que hubo comprobado que todo estaba bien. Gael no se separó de mi ni un momento y a eso de las 6 am nos fuimos  a la cama. Que sensación más rica, acostarme con mi bebé. Dormimos como angelitos papá, Gael y yo.

Al poco se despertó Adrián y vino corriendo a la habitación. Cuando vió A Gael se quedó un poco cortado y dijo que se iba a la otra habitación para no molestar. Mi niño.. ¿ Cómo iba a molestar  ? Si lo que más deseaba era tenerle cerca y compartir esos momentos con él. Nos quedamos los cuatro un buen rato disfrutándonos.

Sofía, se había quedado a dormir y andaba ya trasteando en la cocina , recogiendo y arreglando la casa. Teníamos mucha hambre y a mi me apetecía mucho un chocolatito con churros, así es que salva fue a compralos. ¡¡ Qué ricos me supieron !!

Karen me había recomendado 24 horas de reposo absoluto, por lo que ese día me quedé en la cama con Gael, los dos desnudos, piel con piel,disfrutando de su calorcito y viendo la lluvía caer en nuestro jardín.

Y así fue la llegada al mundo de Gael. Una experiencia sanadora que me ayudó a sacarme la espinita que me había quedado por no haberle dado a Adrián el recibimiento que merecía.

Doy gracias a la vida por haber podido experimentar un momento tan sublime. A mi niño mayor que abrió las puertas para que su hermano tuviese un nacimiento amoroso y respetado, tal y como debería de ser la llegada de cada bebé. Un momento mágico y sagrado. A mi marido por su amor, por su paciencia y por saber acompañarme y entenderme mejor que nadie. A Sofia por ser mi amiga , hermana y doula. A todas las mamitas de mi círculo y a mis vecinas por hacerme sentir tan acompañada y en familia . Y por las deliciosas comiditas caseras que me trajeron tras el parto. A Elena, Ramón y Adriana por venir a vernos y regalarnos su compañía y su cariño siempre.  A Inma por estar y animarme en momentos dificiles. A Karen por su dulzura e impecable trabajo. A Pablo y  Elena por su compañía. A Eli y Manolo por ser y estar ( y como no por la deliciosa cena que nos prepararon unos días antes ).   Y a todas las mujeres de asociaciones como Criar con el Corazón o el Parto es Nuestro que vía internet o telefónica, vivieron con nosotros el acontecimiento. Especialmente a Yolanda que estuvo pendiente toda la noche para poder colgar la llegada de Gael en en foro de ACC.

¡ Gracias a tod@s !

Con Amor, 

Jasmin









Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...