Cuando pienso en el dolor que he sentido al perder
a seres queridos. En el duro golpe
que ha supuesto para mi la pérdida de cada uno de ellos. En
los días y meses de tristeza , de
recuerdos , de añoranza por el tiempo que compartimos y también por el que
quedó por compartir. Por lo que dije o dejé de decir….
Cuando
pienso en ello, pienso también en el
dolor que debe sentirse al vivir la muerte en primera persona, en el propio
vientre.
Cuando
esperas vida , cuando tus días son de color arcoíris y, de
pronto, se tornan tristes y oscuros ,
porque descubres que no verás a la personita que anidaba en tu interior . Que
no habrá a quien darle esos besos y
abrazos que con tanto amor guardabas...
Cuando yo he
perdido a un ser querido, he recibido apoyo y comprensión. Me he sentido
protegida y cuidada. He llorado por la persona que se fue y he compartido
largos ratos de charla con familia o amigos recordándola, sintiéndome muy
reconfortada y acompañada en mi dolor.
Pienso
entonces en las madres que pierden un bebé. Da igual de qué tiempo o tamaño. Si
está o no formado.... Solo pienso en las ilusiones que esa madre, esa familia,
habrán puesto en ese embarazo. En que desde el mismo momento en que descubres
que estás embarazada ya te sientes madre. Orgullosa por albergar vida en tu
interior.
Pero de
repente, todo desaparece y da paso a un dolor desmedido. Un dolor que pocas
madres se atreven a compartir por miedo a resultar ridículas porque “ estaba de
muy poquito” o porque se sienten culpables del “fracaso” de su embarazo. Comentarios como “ no te preocupes, aun eres
joven”, “pronto tendrás otro “, calan muy hondo en el corazón de la mujer que
ha sufrido una pérdida. El bebé que se ha ido es insustituible , de mismo modo
que para mi lo son las personas que perdí.
La diferencia está en que yo sí puedo hablar de ellas. Las he despedido
y ocupan un lugar en el mundo que me rodea. Pero…¿ y los niños del agua ? ¿ Qué
lugar ocupan en una sociedad que mira hacia otro lado cuando se habla de aborto
? . ¿ quien, a parte de sus padres y/ o hermanos , les lloran ?. ¿ Dónde figura que han existido ?.
Las familias
que pasan por una pérdida gestacional no solo sufren por el bebé que no nacerá.
Sufren también por no poder gritar a los cuatro vientos su dolor, por que sus
hijos , que ocupan un lugar tan grande en sus corazones, no existen para la
sociedad. Porque cuando logran reunir el valor para hablar de ellos, la mayoría
de la gente cambia de tema o trata de banalizarlo.
Honrar a esos bebés que solo vivieron en el
mar amniótico. A los niños del agua que , en tan corto tiempo , nos hacen
sentir mariposas en la barriga. Que nos convierten en sus madres, familiares o
amigos de por vida y quedan para siempre en nuestros corazones. Acompañar
a esas familias en su dolor, brindándoles un hombro sobre el que llorar,
nuestra comprensión , nuestro silencio y la posibilidad de hablar, de recordar
o de despedir a su bebé. En definitiva, dar a
las muertes gestacionales o perinatales, la misma importancia que
damos a las muertes fuera del vientre
materno..... Esta es la gran asignatura pendiente que tenemos como sociedad y
como personas.
Afortunadamente,
poco a poco, van surgiendo rayitos de esperanza. Personas que luchan por normalizar y
acompañar este duro proceso , desde el amor y el respeto .
Como suele
decirse: Muchas gotas de agua forman un mar y, este mar , en el que nos han
unido nuestros niños del agua, tiene una energía imparable.
Un abrazo
desde el corazón
Jasmin Bunzendahl, Madre y Doula
Texto publicado originalmente en ninosdelagua.blogspot.com.es/
Gracias, porque estoy pasando por ello y me siento comprendida al leerte.
ResponderEliminarHola !. Siento mucho que estés pasando por algo tan doloroso. Espero haberte podido transmitir al menos un poquito de luz y de cariño. Gracias por leerme y dejarme tu comentario.
EliminarUn abrazo de corazón a corazón