El enamoramiento y el deseo de permanecer junto a la persona amada dependen de un cóctel de hormonas y otras sustancias . Entre ellas la oxitocina y neurotransmisores como las endorfinas. Curiosamente, las mismas sustancias que se liberan ( o deberían liberarse en condiciones normales ) durante el embarazo, el parto o la lactancia y que hacen que, tanto nosotras como nuestro bebé, estemos profundamente enamorados y deseosos de permanecer en contacto íntimo. Por tanto, por respeto y ya que la naturaleza así lo ha dispuesto, nadie debería inmiscuirse en esa necesidad de contacto madre-hijo y mucho menos interferir en el mismo con comentarios inapropiados sobre el modo de criar o la conveniencia de separarlos por motivos que, salvo contadas excepciones, son innecesarios y perjudican al establecimiento del vínculo y la lactancia, siendo además fuente de estrés y malestar tanto para la madre como para el hijo.
Jasmin Bunzendahl
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